Gamificación y educación para la vida

Hace unos días escuché una entrevista que le hicieron a Lourdes Cardenal, profesora de Filosofía del IES Francisco Vera, Alconchel, Badajoz (https://lourdescardenal.com/). Te recomiendo que pases un rato en su blog, si eres docente de filosofía, por los recursos que ofrece o si quieres ver con ejemplos qué es la gamificación.

En resumen, la gamificación consiste en situar los contenidos de la asignatura dentro de una estructura de juego. No se trata de utilizar una actividad lúdica puntual, como un juego o un cinefórum, sino que toda la asignatura está planteada como un gran juego.

La gamificación

Esta concepción de la enseñanza se basa, es mi opinión, en la idea que fomenta las ganas de aprender y en el prejuicio de que la educación, tal y como está planteada actualmente, quita esas ganas.

Yo soy de la opinión de que el docente debe hacer interesante su asignatura. Así que, cuando un alumno de 1º de bachillerato me dijo en clase: «Es que lo que explicas, me suda la p…», en primer lugar le reñí, por la expresión tan soez, pero a la vez me llevó a una reflexión sobre mi propuesta en el aula.

Otra propuesta

Durante varios años he enseñado Literatura Universal en bachillerato. Se me ocurrió, por algunas sugerencias de compañeros de claustro, unir todos los contenidos y lecturas con un hilo conductor que dotara de mayor significado a la asignatura. Se me ocurrieron dos propuestas: 1) el amor y el matrimonio, y 2) la figura del héroe. Todos los cursos hacía partícipes a los alumnos de estas dos posibilidades y les ofrecía la posibilidad de elegir. Todos los años escogieron por unanimidad la primera propuesta.

Se trataba, pues, de leer y trabajar ciertos libros, entre los cuales estaban Romeo y Julieta, El médico a palos o fragmentos de la Eneida o de la Odisea, en perspectiva del amor de pareja y del matrimonio, como paradigma del amor y la entrega mutuos que se prometen para siempre.

Mi objetivo era triple: 1) que los alumnos leyeran libros y pasajes de clásicos sobre el tema, 2) que se suscitara en ellos el gusto por leer y 3) que aprendieran a pensar por sí mismos. Y estos tres objetivos se podían resumir en conseguir que les gustara tanto leer los libros del curso, que se atrevieran a coger cualquier otro libro de un clásico , sin miedo, y se atrevieran a leerlo y a juzgarlo por sí mismos.

El resultado fue espectacular. Cuando un día, al entrar los alumnos en el aula, con un texto de la Eneida por delante, me preguntaron con ilusión en los ojos: «¿hoy leeremos?», me dio la impresión de que nos estábamos acercando al objetivo.

Mi propuesta y la gamificación

Mi propuesta para Literatura Universal no está gamificada, pero sí comparte con la teoría de la gamificación el hecho de establecer un hilo conductor de la asignatura para todo el curso. Considero que los alumnos deben estar motivados, con un esfuerzo continuo. La gamificación, tal y como la plantea Lourdes, es una opción muy lógica. He mirado con mucho interés su blog y la entrevista. Creo que sus propuestas tienen un gran valor. Detrás de ellas hay una imaginación desbordante y un trabajo ímprobo.

Pero, si lo que pretendemos es enseñar para la vida, la vida no es habitualmente juego. ¿Hasta qué punto sabrán los alumnos reproducir el comportamiento de clase el día de mañana ellos solos? No es una crítica a la gamificación, sino una duda que tengo. No obstante, me da la impresión de que eso dependerá mucho del maestro y de la forma de enfocar la propuesta didáctica.

Otra manera de «gamificar» es crear un libro con un hilo narrativo que abarque los contenidos que se quieren tratar en el aula. Este podría ser el caso de Querencio, si se quisiera trabajar en el aula el sentido de la vida, la búsqueda de la verdad o los grados del conocimiento, entre otros temas.