¿Alguna vez os habéis preguntado cómo las ideas abstractas de un filósofo alemán del siglo XVIII pueden influir en vuestras novelas favoritas? Hoy os propongo un viaje fascinante por el universo de Immanuel Kant y su impacto en la literatura. ¡Prometo que no os aburriréis!
Empecemos por lo básico. Immanuel Kant, un gigante de la filosofía, es conocido principalmente por su obra «Crítica de la razón pura». Pero, ¿cómo se trasladan conceptos tan densos a la narrativa literaria? Dejadme que os lo explique.
Uno de los aportes más célebres de Kant es el **imperativo categórico**, una fórmula ética que básicamente nos insta a actuar solo de acuerdo con máximas que podamos al mismo tiempo querer que se conviertan en leyes universales. Es decir, si no quieres que te mientan, tú tampoco deberías mentir. Sencillo, ¿verdad? Pues, aunque parezca increíble, esta idea se refleja en muchos personajes y tramas de ficción con más frecuencia de lo que pensáis.
Tomemos como ejemplo «Los Miserables» de Victor Hugo. Jean Valjean, su protagonista, lucha constantemente con dilemas morales que son casi un calco del imperativo categórico. Al reflexionar sobre sus acciones, Valjean no solo busca redimir su pasado, sino que también intenta vivir de acuerdo con principios que puedan aplicarse universalmente. Su transformación de un exconvicto a un benefactor es todo un viaje ético kantiano.
Pero no pensemos solo en los clásicos. Obras contemporáneas también beben de Kant. En la serie de libros «Harry Potter», la escritora J.K. Rowling presenta a personajes que se ven obligados a tomar decisiones enmarcadas en una ética kantiana. Harry, por ejemplo, se enfrenta a múltiples situaciones donde debe decidir si actuar según lo que considera correcto, incluso cuando se enfrenta a consecuencias personales desfavorables. Su resistencia a ceder a la manipulación y su insistencia en seguir sus principios nos recuerdan ese famoso «actúa de tal manera que puedas querer que tu máxima se convierta en ley universal».
Y no solo los héroes pueden ser analizados desde este prisma. Los villanos literarios también suelen ofrecer una rica exploración de la moral kantiana al actuar según máximas que no podrían universalizarse, subrayando así la naturaleza de sus actos y decisiones.
Para los amantes del cine, también hay ejemplos fascinantes. Pienso en «Matrix». Neo, el protagonista, enfrenta una decisión crítica: tomar la píldora azul y seguir viviendo en la ignorancia, o la roja y conocer la verdad. La elección de Neo puede verse como un acto kantiano, al optar por lo que él determina como una verdad universal, a pesar de las implicaciones y dificultades personales que esto conllevará. Además, Kant considera que el imperativo categórico se caracteriza por cumplirlo porque es un deber, sin buscar otro beneficio que el mismo deber realizado.
Ahora, os invito a que hagáis ejercicio kantiano la próxima vez que leáis un libro o veáis una película. Preguntaos: ¿Están estos personajes actuando según máximas que ellos mismos considerarían universales? ¿O están navegando por la vida según principios egoístas y contingentes?
La belleza de la filosofía está en su capacidad de iluminar distintas facetas de la vida y la literatura no es una excepción. Así que, queridos amantes de la literatura y la filosofía, espero que este pequeño recorrido os haya inspirado a mirar con otros ojos vuestras obras predilectas. Porque, en el fondo, las buenas historias siempre están repletas de filosofía, esperando a ser descubierta.
¡Hasta la próxima aventura literaria y filosófica!